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Las ciudades de todo el país se están preparando para los picos de infecciones por COVID-19 al agregar camas de cuidados intensivos y expandir la capacidad de las clínicas de fiebre antes de la fiebre de viajes del Año Nuevo chino en enero.

Los preparativos se produjeron después de que las autoridades centrales eliminaran muchos requisitos de prueba y aislamiento en noviembre en un intento de coordinar el crecimiento económico con el control de los brotes de las subvariantes Omicron, altamente contagiosas, pero menos letales.

Los pacientes en sus automóviles reciben gotas intravenosas para tratar la fiebre en una clínica en Ruili, provincia de Yunnan, el sábado. Las ciudades de todo el país se están preparando para los picos de infecciones por COVID-19 al agregar camas de cuidados intensivos y expandir la capacidad de las clínicas de fiebre.

 La carrera para construir tales instalaciones ha llevado a un suministro limitado de máquinas de monitoreo de electrocardiograma y respiración, según Nanfang Metropolis Daily.

El gobierno municipal de Beijing dijo recientemente que el número de clínicas para la fiebre de la ciudad había aumentado de 94 a casi 1.300, a través de métodos como traer habitaciones prefabricadas y transformar los centros deportivos en hospitales improvisados. Shanghai tiene 2.600 clínicas de este tipo y ha transferido médicos de departamentos médicos menos presionados para ayudar.

Mientras tanto, la Comisión Nacional de Salud dijo el domingo que dejará de publicar datos de infección y entregará la tarea al Centro Chino de Control y Prevención de Enfermedades.

Liang Wannian, un experto senior de la comisión, dijo que China está tomando"pasos pequeños pero continuos"para optimizar su estrategia COVID-19.